El contexto del presente, lo que sentimos corporalmente, las emociones y sentimientos suscitados, los pensamientos que nos acompañan, los comportamientos que realizamos, junto con el nivel de conciencia que tenemos sobre todo ello, están en una continua y compleja interacción sistémica. Aunque somos seres integrados e indivisibles dentro del medio, nuestra atención puede fijarse en diferentes partes del todo.
A medida que he ido aprendiendo, leyendo y enseñando sobre gestión emocional, me ha parecido útil distinguir los siguientes subsistemas:
1. Subistema sensorial:
Con el que recogemos información proveniente del exterior como luz, temperatura, sonidos, olores, colores,… y también del interior del cuerpo (dolores, picores, escozores, tensiones, …).
2. Subsistema cognitivo:
Con el que podemos identificar, conceptualizar, valorar, razonar, inferir, expresar,… En el que se incluyen los pensamientos, creencias, convicciones, valores, imaginaciones, fantasías, comprensiones, diálogos internos,… Un subsistema de reciente incorporación en la escala evolutiva y que colabora con todos los otros mucho más antiguos. Las cogniciones pueden ayudar o entorpecer el alcanzar las necesidades que las emociones y las sensaciones nos señalan.
3. Subsistema conductual:
Mediante el que accionamos con el medio. Incluye lo que hacemos, expresamos verbal o no verbalmente, reacciones, gestos,… Huir, callar, hablar, gritar, pegar, abrazar, respirar,…
4. Subsistema emocional:
En el que incluiríamos las emociones básicas, las secundarias y los sentimientos.
5. Subsistema recursos/potencial:
Comprende todas aquellas habilidades, competencias, estados internos, conductas que aunque en el presente no están en funcionamiento, son potencialmente accesibles en el momento que sean requeridas por el contexto. Semillas que florecerán en un entorno propicio. Una caja de herramientas con la que podremos contar cuando surja una necesidad. Por ejemplo: asertividad, determinación, serenidad, seguridad, humildad, empatía, humor, optimismo, perseverancia, paciencia, autobservación, transparencia, claridad, ternura, …
6. Subsistema trascendente-espiritual:
Se relaciona con una ampliación de la conciencia, un levantar la cabeza y ver más allá del sí mismo y del contexto. Es resultado de la progresiva desidentificación con las partes del sí mismo y de la integración de polaridades negadas. La aproximación a lo que Friedlander denominaba punto cero o indiferencia creativa[1]. El encuentro con un silencio oceánico al que puedo acceder y conectarme con una simple respiración. Un permiso a conectar con lo mágico o inexplicable. A la conciencia de ser parte de un todo, de saberme un eslabón en la cadena de la vida, de vivir con conciencia de la muerte y con el misterio de quien soy realmente. Un lugar con más preguntas que respuestas, de contacto con los misterios del dolor, del sentido de la existencia,… El encuentro con la meditación, la oración, la veneración, el éxtasis, y las diferentes experiencias místicas.
Figura 1: Facetas o subsistemas del ser humano
Aunque cada uno de los subsistemas afecta a la totalidad de nuestro estar en el medio, ninguno de ellos tiene identidad propia e independiente. Su funcionamiento es integrado y la suma de sus partes no conforma el todo. Simplemente representan distinciones en las que podemos fijar nuestra atención para aprender y desarrollarnos como seres humanos. Por ejemplo, podemos poner nuestra mirada en lo que sentimos, en aquello que pasa en nuestro cuerpo, fijarla en las emociones del momento, o en los sentimientos de fondo, … Por otra parte, podemos atender fuera de nosotros, al contexto, al otro o lo otro dejándonos impactar por lo obvio. Más allá de lo obvio, nuestra atención se puede dirigir a pensamientos, fantasías o ilusiones que nos alejan de la realidad interna o externa, interrumpiendo nuestra experiencia en curso. Como dice de Caso “Hay que drenar el sistema de ilusiones, la zona media, el ego, los complejos y dejar toda esa energía a disposición de lo propio (self), de modo que el organismo pueda crecer y utilizar su potencial innato….[2]
Figura 2: ¿En que estoy?
Todos estos subsistemas son diferentes ventanas por las que mirar, ahora bien hay, como dice Myriam Muñoz: “Todo en nosotros se da al mismo tiempo aunque no todo se manifiesta de la misma manera y con la misma obviedad” [3].
Autor :Jordi Sales. Extracto de la tesina presentada a la AETG en el 2010.
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Jordi Sales. Psicólogo Barcelona. Col.3.306. Os atenderé personalmente en:
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