
El lunes 25 de mayo en Barcelona y áreas metropolitanas pasamos a fase 1 de desconfinamiento.
Después de un tiempo de confusión, el Gobierno dejó muy claro en que consistía el distanciamiento social en la fase 0. El lema era «Quédate en casa» y entendimos perfectamente que lo que nos pedían era mantenernos confinados en nuestras hogares a no ser que fuéramos a trabajar, comprar o a pasear el perro. Después definieron un horario de paseos para diferentes colectivos y cometidos.
Ahora entramos en fase 1 en la que los gobiernos español y catalán nos obligan a lo siguiente:
A esta normativa general se le ha de añadir la obligatoriedad de llevar mascarilla por la calle y en los servicios públicos. También se han previsto normativas específicas de establecimientos y trabajos.
Esta primera fase de desconfinamiento otorga más libertad individual para que cada persona defina su propio plan de distanciamiento social.
Es sabido que cada persona ha creado sus propias teorías sobre la situación actual. Algunos creen fielmente en las teorías oficiales, sin embargo, otros las interpretan como un complot, una mentira, una herramienta de distracción para imponer otro orden mundial. Hay ciudadanos que piensan que es una manera de mantener atemorizado al pueblo, hay quienes tienen la teoría que lo mejor es que nos infectemos todos para así immunizarnos. Algunas personas creen que es una enfermedad leve y sólo para viejos, otras que es un negocio planificado por las farmacéuticas, etc.
Como veis, conviviremos en medio de teorías muy variadas, puntos de vista totalmente discordantes propios de una sociedad diversa. Todas ellas muy respetables.
Con toda esta diversidad vamos a encontrarnos con diferentes conductas ante el desconfinamiento: Gente que hará caso omiso a la normativa, gente que hará ver que la cumple por el mero hecho de no recibir una multa, personas con mucho miedo que evitarán todo contacto social y les costará empezar a reencontrarse con sus amigos y familiares. Personas que increparán a los que no cumplen las normas.
Cada uno va a interpretar y actuar de forma diferente ante esta nueva normativa de distanciamiento social.
En las unidades de convivencia también habrán discrepancias de criterios y de conductas. Cada persona tendrá su propio plan y normas de distanciamiento más o menos conscientes.
Mantenernos en equilibrio en esta situación en la que la diversidad se va a hacer tan patente, va exigir en cada uno de nosotros el desarrollo de habilidades sociales y personales. Sólo así podremos conjugar el respeto a ti mismo y el de los demás.
Para ello se me ocurren algunas recomendaciones que te podrían ser útiles en estos momentos:
En definitiva, este desconfinamiento va a ser un buen entrenamiento para desarrollar nuestras habilidades personales y relacionales. Aprender a respetarte respetando también a los otros.
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