Para superar una crisis de pareja se ha de cambiar el tipo de comunicación. Hemos de desmantelar las rígidas defensas creadas con los años y aprender de nuevo a relacionarnos desde la vulnerabilidad.
Al pasar los años muchas parejas estables pierden espontaneidad, frescor, capacidad de sorpresa y flexibilidad. Pierden el respeto a la individualidad de cada uno y se defienden construyendo una imagen congelada y caricaturizada del otro y de la relación, sustituyen las demandas genuinas por exigencias. Confunden el cuidado mutuo por normas básicas de convivencia. Se aferran a leyes y costumbres creadas con los años, a lógicas y exigencias más basadas en los estereotipos sociales del concepto «pareja» que en las necesidades específicas de cada uno de ellos y del momento de la relación.
-“Cada mañana te levantas igual”, -“nunca colaboras en casa”, -“eres egoísta”, – “siempre vas a la tuya”, -“Eres igual que tu padre”, -“yo te doy más de lo que tu me das”, …
Una gran capa de silencio tenso, reproches acallados, recubre numerosos asuntos pendientes que quedaron sin afrontar y que en muchas ocasiones se dejaron por intratables o por imposibles minando calladamente el día a día de la relación.
La relaciones se vuelven estereotipadas, los corazones se endurecen por miedo al dolor, la comunicación se vuelve defensiva, los roles se congelan: Nuestro pecho se cierra, nuestro corazón deja de sentir, nuestra mente y nuestros juicios no paran.
Y es que en una relación de pareja al igual que recibimos y entregamos amor también recibimos y entregamos dolor. Amor y dolor nos guían en nuestro caminar conjunto, nos muestran los lindes del sendero. Son nuestros principales maestros, nuestros guías.
El amor nos abre a la vida, nos expande, nos produce bienestar, nos guía. El dolor nos contrae, nos cierra, nos sacude, nos avisa, nos guía.
En nuestra empecinada y loca cruzada por erradicar el dolor, por acallarlo, paliarlo, apartarlo; nos armamos de mil y una defensas que pretenden proteger nuestro vulnerable corazón. Y en este intento por evitar transitar el inevitable y efímero dolor, construimos un gran muro que no nos permite vivir con plenitud ni la relación ni la vida.
Si queremos superar esta situación será necesario crear espacios seguros donde podamos comunicarnos desde una zona más vulnerable que permita una comunicación más abierta y profunda. ………………… En la vulnerabilidad la vida resuena y nos sorprende de nuevo.
En la vulnerabilidad cada momento cobra color y sonido. Ya nada es siempre igual y cada momento es único y distinto. Podemos conectar de nuevo, volver a emocionarnos, enamorarnos, apasionarnos o dolernos. En la vulnerabilidad nos hacemos presentes, nos mostramos y podemos vernos.
La comunicación desde la vulnerabilidad, es sencilla, clara, concisa, no se complica. Es auténtica, es amorosa, es más blanda, respetuosa, menos enjuiciadora.
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1 comentario en «Crisis de pareja»
Bellos consejos, bendiciones