Ayer hizo el tránsito mi querido Maestro Marcelo Antoni.

Agradezco su amor, acompañamiento y presencia a lo largo de mis últimos 30 años.

Un chamán experto en acompañar a transitar vacíos, confusiones, conflictos y cualquier clase de emoción que nos desbordara.

Un eterno aprendiz. Humilde, vulnerable, tierno y amoroso.

Una presencia que acogía y amaba todas y cada una de las facetas humanas. Una mirada apreciativa incondicional a nuestro Ser y un gran respeto a nuestras defensas.
Un maestro experto en hacerse presente en los momentos más desesperados, turbulentos, de máxima incertidumbre. Un maestro en acompañarte con presencia amorosa. Sin sermones, sin frases lapidarias, sin verdades absolutas.
Entregado al momento presente nos acompañaba con paciencia a que cada uno de nosotros encontrara su propio camino.
No temía, ni se peleaba con la confusión, no pretendía invadirnos con consejos o soluciones.

Tan sólo presencia vibrante, emocionada, solidaria. Una mano amiga a nuestro lado que nos acompañaba y nos decía «todo está bien, respira». Y entonces podíamos ya reírnos de nuestras propias neuras….
Psicoterapeuta Humanista, no fué creyente acérrimo de ninguna escuela psicoterapéutica, no era seguidor a ciegas de nadie. Se nutría de todo lo que le traía la vida en su contínua búsqueda y curiosidad, de su familia, de las antigüedades, de sus maestros, de sus pacientes y alumnos.
Un experto en encontrar las joyas internas escondidas en cada uno.
!Vuela alto Maestro!